¿Por qué sigo mal si ya cuido mi alimentación?

Comes sano, lees etiquetas, cocinas en casa… y aún así, la hinchazón, el cansancio o las molestias digestivas no desaparecen.

¿Qué está pasando?

La realidad es que comer sano es importante, pero no siempre suficiente. Una microbiota desequilibrada, inflamación crónica, estrés o antecedentes médicos pueden estar frenando tu recuperación. La alimentación es solo una pieza del puzzle.

  • Fructosa

  • Lactosa

  • Sorbitol

  • Alimentos ricos en FODMAPs

  • Sensibilidad a la histamina u oxalatos

Estas reacciones son muy individuales, por lo que es fundamental valorar cada caso de manera personalizada.

Factores que pueden estar impidiendo tu recuperación

  • Microbiota desequilibrada: no todas las bacterias son beneficiosas en cualquier cantidad o lugar; cuando hay disbiosis, incluso los alimentos más saludables pueden sentar mal.

  • Inflamación crónica: puede estar presente aunque tu dieta sea perfecta, sobre todo si hay intolerancias ocultas, permeabilidad intestinal o SIBO.

  • Estrés: intestino y cerebro están íntimamente conectados. Un periodo de tensión puede alterar tu digestión durante semanas.

  • Historial médico: antibióticos, infecciones, cirugías o ciertos fármacos pueden dejar huella en tu sistema digestivo.

Muchas personas intentan mejorar solo con dieta o con antibióticos. Y aunque puede haber alivio temporal, los síntomas suelen volver.

La clave está en ir a la raíz

La solución no es comer menos ni vivir con miedo a la comida, sino investigar más allá del síntoma.
Cuando trabajamos en la causa real y no solo en la molestia inmediata , el cuerpo responde y la mejora llega.

Si llevas tiempo cuidando tu alimentación y aún así no mejoras, puedo ayudarte a encontrar el origen de tus síntomas y diseñar un plan adaptado a ti.

Además, el SIBO suele ir acompañado de intolerancias adquiridas como:

Llena este formulario y empecemos a diseñar el mejor plan para tu salud digestiva